Se puede amar estando ausente, viviendo del recuerdo, de la sonrisa del pasado y los besos que han quedado en nuestros labios cuando la ausencia estuvo presa.
Se puede en sueños revivir la anécdota del pasado, que después de todo es lo único que tendremos para siempre. Sin importar cuan oscura sea la soledad, dale un abrazo a la almohada, la única amante que puede ser quien desees, la que guarda el perfume de su piel, el sudor de su poros, los gemidos, el misterio de aquellas noches donde no solo hubo amor.
Volver a vivir aquellas victorias a la distancia, donde no pudo vencer nuestros deseos, cuando no hubo temores, solo gemidos, besos y sexo que terminaron ardiendo hasta el amanecer.
Los días que vivimos juntos al lado del otro, cuando en mis brazos murmurabas palabras que terminaban en te amo, hasta quedarte dormida. Recordar hoy que soy uno, aquellas que en momentos que fuimos tres y no siendo para ti escuchaste atenta, mientras con vos baja las susurraba en tu vientre.
La noche cuando el ave de alas de hierro volvió por ti y el corazón no tuvo la soledad que hoy le abunda. Tuvo la noche y la cama que abandonaste para decir con lágrimas las palabras que no salieron.
Se puede amar estando lejos, porque el corazón es el único transporte que no mide distancias y te lleva al destino donde esta lo que tanto anhelas.
Si una mano se extiende y no encuentra compañía, se crea en la mente la imagen de aquella que busca. Algunos no somos tan afortunados y alimentamos el todos los días que tienen la mayoría y desperdician, con los recuerdos del para siempre.
