Eran las horas de la madruga, en realidad nunca dormí y esperaba el sol salir e iluminar la mañana.
La mente enfocada en el plan trazado sigilosamente, a la mejor manera de espías, si, especialistas en cuestión.
Llegada la hora que iniciaría la misión, tome mi maleta con unas pocas cosas, todo terminaría en una sola noche. Cogí camino y ese día hasta la ruta fue distinta para despistar la miradas de enemigos y las balas de asesinos.
Llegue a mi destino, tome la pluma y plasme mi nombre en el registro, después de pensar por unos minutos, decidí usar mi nombre real. La idea era ocultarse pero dejar rastros de quien sí quería ser encontrado.
El reloj empezó su marcha, el cronómetro marcaba 12 horas restantes aproximadamente. A mi dispositivo de comunicación de la agencia, Ok ... Era mi celular. Pero me llegaban actualizaciones de la ubicación constante del objetivo.
Me acosté en la cama del hotel, preparé toda la escena donde se produciría la batalla, como experimentado agente cubrí cada detalle con cuidado.
El tiempo seguía su curso, para despistar y más para calmar los nervios decidí salir a hacer un reconocimiento, revisar los perímetros y calmar al primero de los asesinos, el hambre.
Me dirigí a un centro de compras local, cerca de mi ubicación y procedí a ejecutar el objetivo opcional, el cual logré sin problemas. Volví a mi posición y esperé.
Con la Laptop encendida y la tele también, ordenaba las ideas según las actualizaciones que llegaban a mi celular. Hacía cambios de últimos momentos, preparaba mejor la escena y reunía todo mi autocontrol ... Era mi primera misión.
Finalmente llegó la hora, a pesar de no haber dormido el día anterior, mi ojos estaban atentos, despiertos, listos a cualquier movimiento. Me subí a un irregular en la pared que parecía sostener mi peso, mi cabeza asomaba mi mirada hacia la entrada del local ... El objetivo había llegado.
En ese instante, los nervios dominaron mi ser, el entrenamiento y la preparación previa no habían servido para nada. Debía calmarme o la misión iba a fracasar. Me repuse y levanté la mirada por aquella ventana.
Sin perder momento seguía cada movimiento de mi objetivo, lo vi entrar en una habitación y espere ... Se me había informado que llegaría un último mensaje con los datos de la reunión para culminar la misión
... esperé ...
No hubo mensaje, de repente el silencio se rompió con un toque a la puerta de mi habitación.
... Fui sorprendido por mi objetivo ...
El entrenamiento, los libros y una academia no te enseñan jamás lo que puede suceder en el campo, en la vida real.
Me acerque a la puerta, me asomé por el visor y dispuesto a vivir o morir en aquella batalla ... abrí.
Nervios, seguidos de pocas palabras, dieron paso a la batalla ... Hubo sangre.
Las armas quedaron desparramadas, el enfrentamiento pasó a ser físico en una lucha por demostrar quien poseía mejores habilidades. Poner en práctica las habilidades aprendidas en la academia, el clímax, el éxtasis, el fin.
... Silencio ...
Bajo un luz tenue se vio su silueta escapar, más rápido que como llegó, se perdió entre pasillos hacía su habitación. Yo, incapaz de seguir mi objetivo, un certero disparo al corazón me dejó imposibilitado de hacerlo.
Permanecí en mi habitación, donde por horas había preparado todo para el crimen perfecto. Nada sirvió, la premeditación, los detalles, fui vencido en un instante sin poder defenderme.
Espere a recuperar la conciencia, tratando de responderme ¿qué había hecho mal? ¿en qué fallé? Así me sorprendió la mañana.
Una actualización hizo sonar mi celular, el objetivo se había movido, tenía una segunda oportunidad para completar en lo que tristemente había fallado. Cubrí mis heridas y me moví a la nuevas coordenadas, en el mismo hotel.
Al llegar al punto, me estaban esperando ¿cómo es posible? ¿Habría un infiltrado en la organización? Me acerque al objetivo
... Más breves palabras ...
Fui vencido por segunda vez y en esta ocasión no supe como, me encontraba en un abrir y cerrar de ojos en mi habitación, con las heridas sangrando aún más. Está vez fue peor, fui vencido y mi objetivo escapó.
Salí tan rápido como pude, me enviaron nuevas coordenadas. Estaba confundido, dudaba si la información que llegaba a mi celular era confiable. Pensé ignorarlas, pero la agencia no perdona deserciones, podría convertirme yo en el objetivo.
Me dirigí hacia el control central, para equiparme para la nueva misión y así partí tras mi presa.
Misión 2
... Continuará ...
... Continuará ...
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